viernes, 29 de marzo de 2013

Y que te digan como quieran, y que me vean como sea y que nos hablen de consciencia; y que nos miren sobre el hombro, aquellos que no saben de asombro, y que nos traten de engullir y que no dejen de repetir; y que les entre por las orejas que a mí me gustan las buenas siestas, para morir soñando y despertar trotando, y que les duela la cabeza por tratar de pensar vilezas, y que se encuentren solos solos solos por no saber comportarse en la mesa.
Y me quedé como quien dice pasmado, y supe lo que tenía que hacer… a mí llámame engarrotado, pero me da miedo cuando las llevo todas de perder. Y busqué una canción, desesperado, tratando de turnar el escenario a mi favor, pero yo no le entiendo a los iPods y tú, eres un iletrado de la canción. Y te busqué todos los defectos posibles, y déjame decirte que no es una tarea imposible; sin embargo, déjame decirte, que bajo mi discurso sobreadornado, bajo mi mirada de hombre derrotado y mi inhabilidad para decir algo adecuado; me hubiera encantado que nos hubiéramos besado, y después haber dicho algo acertado en donde yo saliera ganando.