martes, 28 de octubre de 2008

Yo pude salvarlo...pero en este mundo donde nadie se mira, las coincidencias se quedan en la cocina.

Cuantas historias de amor y odio caben en un punto y aparte…
Y era la historia de cada tarde, el mismo hombre gritándole a lo que nosotros veíamos como la nada y que en verdad ni mil hombres le ganaban a esa conciencia atormentada.
Sin embargo, sin aires de conocedor, sólo de un buen observador… no era un hombre taciturno, ni nocturno ni meditabundo. A la luz del día era más normal que una roca bajo un camaleón, sin cambios de color ni nada, iba, venía de su oficina, iba venía de la cantina… ni una novia ni una amiga…pero es de esperarse en estos días donde nadie nunca se mira.
Pero detrás de esa vieja puerta, la tortura comenzaba… como si los espíritus lo atacaran, ni cien sanguijuelas en el ano podrían salvarlo… pero que les puedo decir amigos míos yo no compadezco a nadie que nunca me haya hablado.

1 comentario:

deivied dijo...

100 sanguijuelas en el ano!!!!!!!!!!!!!!!! no mames te mueres de un prolapso