domingo, 25 de enero de 2009

PARTE I (Sobre la madre)

Era una casa decorada y pintada de un color rosa pastel, y aunque a veces pueda sonar un poco cursi no hay mejor tono que la pueda describir porque después de todo desde el momento en que nació la vida le fue un milagro, pesó mucho menos que un niño normal pero tenía las agallas de un gran titán…nadie entendía el por qué aferrarse a un mundo tan frío y sobre todo tan desconocido, nadie entendía y nunca nadie entendió de donde salía todo ese amor a la vida, yo pienso que es porque los milagros no se desafían tan sólo brillan y se envidian.
Su madre era una solterona con un sólo golpe de suerte, que ni tan de suerte, en ese momento le pareció…no es nada grato esperar nueve largos meses como consecuencia de unas cuantas copas y haber averiguado lo que es el amor…
En fin uno aprende a vivir en cualquier situación, en este caso su madre eligió un camino nada errado, que no cuestiono porque casi todo el mundo lo tomamos, el de la amargura y la desesperación… pero nada azuló el rosa de la niña y así creció jugando con cajas, con ratas y latas de donde aprendió a fomentar su gran imaginación y es que cuando la vida es un milagro no hay nada que suceda en vano y te lo digo de antemano que no conozco a nadie tan sensato…
Y ese aprendizaje la llevó a pensar en grande, trabajando en un negocio de cajas de cartón no había en el barrio mejor vendedor que ella, una muchacha tan entusiasta y con una sonrisa que parecía tatuada en su cara… Y por ahí dicen que la felicidad se contagia, y a su mamá se le vio sonreír como no se le había visto en tanto tiempo desde esa noche de copas que le costó la perdida de su antes escultural cuerpo. Una sonrisa de oreja a oreja le compró a su madre con su primer sueldo, una cajita de prozac, una botella de coñac y kablam! la vida también le resultó un sueño, en cada trago el amor olvidado de aquel bar.

No hay comentarios: